jueves, 15 de octubre de 2009

Después de publicidad

Una mujer (¿porqué siempre una mujer?) se desespera ante la camiseta de su hijo porque no puede hacer desaparecer las manchas de chocolate, hierba y barro (quizás si lo educáramos mejor no nos veríamos en este apuro). Habla sola y maldice su detergente. De repente una mujer alegre y risueña aparece a su lado por arte de magia trayendo con ella el jabón que va a cambiarle la vida.

No entiendo este anuncio. Una mujer haciendo la colada y ni se inmuta cuando una extraña le invade su casa para contarle que se ha equivocado de detergente. La otra no se lo toma mal del todo sino que sigue su consejo, pone una nueva lavadora, le hace café a su nueva amiga y esperan a que centrifugue la máquina mientras le cuenta la crisis sexual que últimamente tiene con su marido.
Increíble.

Marc permanece sentado a mi lado en el sofá de dos plazas y es que no me cabe ninguno más grande en mi mísero salón.
Hemos desparramado todas las bolsas de patatas y chocolates que he comprado en el super y he guardado la fruta donde debe estar, en el frutero.
Le da el primer trago a su segunda cerveza y cambia de canal.
Cuando Marc está en casa se hace con el poder de la tele y juro que luché, pero me he rendido en esta guerra.
Aparece un anuncio de patatas. Unos chicos llenos de juventud y de hormonas indomables se ríen y comen patatas como si fuera lo mejor que van a hacer en la vida.

—¿Te has fijado en esas bolsas de patatas? Están perfectamente planchadas, abiertas sin la mínima violencia y llenas a reventar. Ahora mira nuestras bolsas. Acabas de pagar por una bolsa sucia llena de aire.

Es fácil mantener una conversación con Marc. Es fácil mantenerte en silencio sin que eso sea molesto para nada. Son demasiados años ya. No necesitamos palabras forzadas, conversaciones absurdas….simplemente estamos.

—¿Te conté lo qué me pasó el otro día? ¡Tan surrealista!
Marc, a ti te pasan cosas surrealistas cada día. Esa palabra pierde su significado contigo.
—Esto es muy fuerte. Escucha. El pasado sábado estaba en casa de una chica, ya me entiendes, metidos en su cama.
—Por favor, no me des detalles.
—Espera que esto te va a gustar. A medianoche me levanto para ir al baño y beber agua. Bien, pues cuando estoy en la cocina aparece la compañera de piso en ropa interior.
—¿Y eso es malo?
—¡Nessa, se me tiró encima! Empezó a insinuarse, a intentar besarme y a decirme cosas que no voy a repetir delante de una señorita.
—No te cortes. Sigue. ¿Tu que hiciste?
—¿Pues que quieres que hiciera? Intenté quitármela de encima. ¡Mi ligué estaba en la habitación de al lado!
—No creo que eso le importara mucho a ella. Quizás tengan un acuerdo y compartan algo más que el alquiler. Me extraña que aun te sorprendan estas cosas. Podrías escribir un libro con tus aventuras.
—Pues fue un momento delicado. Yo estaba desnudo y por tanto en desventaja.

Le damos un largo trago a nuestras cervezas y Marc intenta encontrar alguna cosa en la tele que merezca nuestro interés.
Una niña de unos 14 años aparece en bañador con una piel tersa y suave y me cuenta, mirándome a los ojos, que yo puedo ser como ella si uso esa crema anticelulítica numero 1 en ventas. Lo que no puede entender esa niña es que para ella también va a pasar el tiempo y no va a ser una adolescente para el resto de su vida.

3 comentarios:

Pe dijo...

jajajajajaja, yo tengo un amigo muy parecido a Marc que también le pasan cosas muy surrealistas, jejejeje, me suena!!!

Anónimo dijo...

yo creo que Nessa y Marc acabaran juntos...tan amigos...luego pasa lo que passa...lo digo por experencia!!!

Zero Kelvin dijo...

Vaya, tengo que enterarme de que tiene usted casita virtual casi de casualidad...

Ah, vaya usted colgando por aquí aquellos ejercicios que usted escribía y luego se avergonzaba y se quedaban en su carpeta.

 

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