martes, 13 de julio de 2010

Fiesta de Bienvenida

Me he despertado en el sofá. Y no me preguntéis como he llegado a ahí. No lo tengo muy claro.
Nos encontramos los tres habitantes de la casa estirados en unas tumbonas de tercera mano en el jardín. Mi cabeza retumba cada vez que pasa un avión a no mucha altura y unas enormes gafas de sol tapan los rescoldos de lo que era mi decencia. Anoche me prepararon una fiesta de bienvenida. Y bienvenida fui.
Llevo casi un mes en esta ciudad y reconozco que cada vez me hago más a ella. Es como empezar la universidad, como recibir una libertad primeriza y nueva, es como empezar en muchos sentidos.
Estoy conociendo gente venida de todas partes y por miles de motivos. Unos con más afinidad y otros con menos, pero nunca se sabe quién de ellos llegará a ser alguien importante para ti en un futuro.
En la fiesta de anoche habían amigos de Lucy y James, tan diferentes unos de los otros, como venidos de mundos diferentes. Por mi parte invité a mis compañeros de las clases de inglés.
Éramos más de veinte personas y un surtidor de cerveza que no se cómo llegó al salón.
Intenté practicar mi nuevo idioma, pero la música y las copas de más no me ayudaron demasiado. Aún así, me sentía desinhibida. ¿Sabíais que los ingleses encuentran sexi nuestro acento cuando hablamos en inglés? Sí, son muy raros.
Así que esta mañana tengo resaca británica que es la misma pero con una hora de menos.
Ayer juré que hoy me pondría a redactar mi currículo para empezar a encontrar algún trabajo pero no me acordaría de mi nombre ni que me pagaran.
Además James ha propuesto irnos a un pub a comernos un Brunch (sea lo que sea eso) porque según él, es lo único bueno que podemos hacer a estas horas y con nuestros cuerpos.
Así que mañana será otro día.
 

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