miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mamá, tu no leas esto…


Espero que mi madre no esté cerca.
Confieso.
Confieso que tengo unas agujetas terribles que me hacen andar como si hubiera montado en caballo durante tres días por las Alpujarras.
Confieso que aun así llevo una sonrisa radiante en mi cara y mi cutis parece el culo de un bebé.
Confieso que me he pasado toda la noche disfrutando de un orgasmo detrás de otro.
Pero también confieso que todos ellos no son productos de un hombre, ni de mi imaginación.

Estas Navidades he recibido el regalo más aprovechable y practico que me han hecho nunca jamás. Incluso más que cuando de pequeña me regalaban los diccionarios del colegio o los uniformes.
Marc, Laura y yo solemos hacer una cena el día de Navidad. Es la única cena que intentamos que llegue a la altura de las circunstancias, así que pasamos por el mercado y compramos marisco en cantidades industriales, nos gastamos dinero en vino de calidad y usamos los fogones y el horno para cocinar lo que nos comemos.
Y damos buen uso del cava y el vino de más de 5 euros, usamos la mesa del comedor con mantelería (normalmente nos sentamos ante la tele) y nos obligamos a vestir de una forma más elegante. Comemos juntos una vez por semana y nos hemos visto en las peores guisas durante todos estos años, pero la cena de navidad…es distinta. Y también confieso que cambiaria todos los encuentros familiares con gente que no veo nunca y que ni siquiera conozco y que se divierten a mi costa con sus interrogatorios malintencionados, por esta cena de amigos.
Y por supuesto no hay Navidad sin regalos, así que estamos unas tres semanas rompiéndonos la cabeza para que se nos ocurra lo más original y lo menos esperado.
Este año Laura lo ha conseguido.

Con la ilusión de un niño pequeño abres tu paquete intentando al principio no romper el papel, pero las ansias te superan y acabas rasgando el envoltorio. Entonces ves una caja llena de colores vivos, como si de un juguete se tratara y con la frase “incluye pilas”.
Mi nuevo amigo es rosa y tiene unas medidas considerables. Nunca había tenido un juguete así ni me lo había planteado y confieso, una vez más, que en el primer momento me decepcioné y luego me molesté con mi queridísima amiga. Pero a día de hoy, después de convencerme que en la vida hay que probarlo todo, que a caballo regalado no le mires el dentado y que desaprovechar un regalo es feo, he llamado a Laura y le he dicho que la perdono, más aun, que le doy las gracias, más aun, que estoy muy pero que muy agradecida por su regalo y que no sabrá nunca cuanto se lo agradezco.

Confieso que esta mañana me ha costado bastante separarme de él y dejarlo solito en casa me ha llenado de lástima, pero no quiero obsesionarme.

Antes de volver a casa tengo que acordarme de pasar por el super a comprar pilas de repuesto que nunca se sabe.

El regalo de Marc era un fin de semana en un Spa-Balneario para los tres.
Tendremos que hacerle un hueco en la maleta.

viernes, 4 de diciembre de 2009

La buena estrella

Alguien dijo que hay dos clases de personas. Lo que pasa es que ya no se atrevió a continuar.
La humanidad siempre se puede dividir desde mil aspectos diferentes. Piensa en cualquier cosa y verás como puedes diferenciar a la gente y cada uno de nosotros estará metido en uno de los grupos.
Pero para mí siempre ha habido dos clases de personas por antonomasia (quiera decir lo que quiera decir esta palabra), una regla general que no permite duda. Comprobado durante los treinta años de vida que llevo sobre la tierra. Las que les sale siempre todo bien y las que siempre les sale todo mal.
En resumen: los que tienen una flor en el culo y los que pisan mierda continuamente.
Si algo puede ir peor….irá. Está claro y si no que se lo digan a esa otra mitad que mira sorprendida y con envidia a los que se encuentran en el otro bando.
Conozco gente de los dos tipos e intento pegarme más a los suertudos para ver si se me pega algo, pero uno no puede renegar nunca de lo que es.
Tengo una amiga que ha perdido por lo menos 12 veces el DNI o las tarjetas del banco o el monedero. Pues todas ella ha acabado apareciendo en sus manos por arte de magia, o de suerte. Se olvida las llaves puestas, la puerta abierta durante la noche….pues aun no le han entrado nunca a robar. Si se olvida de la fecha para cualquier terminio ….tranquilos que se alarga el periodo o se da cuenta en el último momento. Folla tres o cuatro veces sin condón y ninguna se queda embarazada. En mi caso ya tendría el equipo con árbitro y todo.
El súmmum de la perfección son aquellos que la vida les ha venido siempre sobre ruedas. Para eso ya deberías nacer en un ambiente de estas mismas características con una familia suertuda y a poder ser poderosa en el sentido económico más estricto. Entonces esta persona si sabe llevar su suerte, podrá hacer lo que quiera en la vida. Y seguro que siempre tendrá los mejores trabajos, la mejor educación, encima viajará y se codeará con lo mejorcito.

Y en el otro lado del cuadrilátero tenemos al peso mosca, o peso pluma si me apuras, que por mucho que lo intente no sube más de nivel y que se acaba conformando con la vida que le viene dada, adaptándose a ella lo mejor que puede. Que siempre será un pringado, que por mucho cuidado que preste le roban a él, le entran en casa reventando la puerta sellada con 8 candados, que hará de su día a día una monotonía para sobrevivir, que los jefes putearan….y una lista larga y dura que vosotros mismos podéis enumerar.

Cada uno sabe a que clase pertenece. Yo, en todo caso, sí lo sé.

Alguien dijo una vez que la suerte no existe, que lo que cuenta es el trabajo de cada uno y lo mucho que te esfuerces. El gilipollas que dijo eso era del grupo de los buenos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cena de Navidad

Ya me han impuesto la cena de Navidad de empresa.
¡Qué fastidio Dios!
¿Hace falta de verdad?
Los tengo que aguantar toda la santa semana más de 8 horas diaria que encima tengo que cenar con ellos y verlos borrachos perdidos gritando como se quieren y lo magníficos que somos todos. El lunes siguiente a las 9 de la mañana ya volveremos a tener nuestras caras de mala leche de costumbre y nos tiraremos las grapadoras por la cabeza.
Estoy por solicitar que me den la parte del dinero que cuesta mi cubierto en un sobre marrón para que yo pueda ir a donde quiera y con quien quiera a comer.
Si dices que no vas…malo. Entonces eres una antisocial que acabas de quedar como el culo ante tus jefes y como una desagradecida sin corazón.
Las excusas se me acabaron el año pasado y recuerdo aquella noche como algo bastante surrealista.
La cena se hace en una de las plantas de la empresa donde se colocan mesas con catering y bebidas mil.
Luego la música sube de volumen y cuando la gente lleva unos grados de más se desata la corbata y se mete unos meneos.
Bien, vamos a ponernos en antecedentes para contar mi historia del año pasado.
Mi querida jefa, la señora Armengol, es una mujer de casi unos sesenta años con cara de Rottweiler que lleva toda su vida bajo las órdenes del Director. Se dice, se comenta….bueno, es Vox populi que están liados desde hace años. No es extraño ver como cierra la puerta tras de si y sale al cabo de bastante rato. Si él se queda hasta tarde ella se queda por si necesita de su ayuda. Supongo que la mujer de ese hombre que no hay manera de jubilarlo, le está bien porque mientras ella tira de la tarjeta de crédito en las tiendas más caras, se va a sus sesiones de belleza y se le pasan las penas con el jardinero que podría ser su hijo.
Me imaginado muchas veces que en realidad es amor de verdad pero que no puede salir a la luz por las apariencias para un hombre de prestigio y de contactos sumamente sospechosos. Cuando viene la Sra. Armengol con su semblante frío y pálido a sermonearme o dejarme claro lo inútil que soy, me la imagino en los brazos de oso del Director diciéndole cosas bonitas al oído y con ojos de enamorada. Cuesta, cuesta verlo pero yo tengo mucha imaginación.
Bien, pues esa mujer que cada día tiene algo que decirme, que pone los ojos en blanco mirándome de arriba abajo cada mañana por llegar tarde 5 minutos y que no me ha enseñado los dientes ni una sola vez….esa mujer me encontró la noche de la cena en el baño vomitando todo el cava que me había cabido en el estómago.

Antes de eso, me encontré con sus ojos cuando un canapé de mantequilla se me caía en la camisa y me limpiaba disimuladamente con el mantel.

El departamento de Recursos Humanos perdió las formas y casi hacen un estriptis a lo Full Monty, se encontró fotocopias de culos anónimos encima de la máquina y uno de los técnicos perdió las manos bajo la falda de una administrativa, pero solo me vio a mí.

Por eso y por muchas otras cosas no quiero ir a la cena de Navidad de la empresa. Con que cara te presentas el lunes por la mañana cuando la mujer que no te soporta y que si fuera por ella te echaba con una patada en el culo, te ha visto con la cabeza metida en el vater?

Mi noche del 19 de Diciembre del 2008 acabó donde había empezado. No puedo recordar como después de devolver me quedé dormida con la cara sucia y espachurrada en el frío suelo. Nadie me echaría en falta porque la gente se fue a su casa y desperté a la mañana siguiente a los pies de la fregona de la mujer de la limpieza.
Espero que todo eso no lo sepa también la Sra. Armengol.
 

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