domingo, 25 de marzo de 2012

Laboris

He intentado tener una carrera que comporte un futuro prometedor. He sido voluntaria, he trabajado en tiendas mientras estudiaba, oficinas, hacer varios cursos (incluso alguno de mi agrado), he intentado escribir, dibujar zapatos, cambiar de ciudad, incluso de país…creyendo siempre que empezar de nuevo seria mi solución.
Sigo igual de perdida e indecisa que siempre y sin saber realmente a donde tengo llegar con todo esto.
Cuando tenía 4 años sabía perfectamente a que me iba a dedicar el resto de mi vida. Incluso tenía en mi cabecita inocente la imagen de mi casa, mi perro y lo que comporta ser una mujer con un trabajo que le encanta y que le mantiene gratamente ocupada en salvar el mundo. ¿Cómo puede ser que una persona inmadura y sin conocimientos de la vida tenga tan claro todo?
Todo cambia cuando llegas a la universidad y cuando todo aquello que creías garantizado se desmorona, cuando años y años de planes y seguridad plena se deshace ante ti como la bruja del Mago de Oz con el agua. De repente se esfuma, sin más. Y te quedas perdida pensando…¿y ahora qué?
Intentas ir hacia delante porque todo ha requerido un esfuerzo y una dedicación que no quieres derrochar, por mi parte y por la de mi familia, y pasan los años e intentas conformarte con aquello en que tu sueño se transformó. Y lo complementas con cosas que crees que podrían dar un toque de inspiración pero que se quedan como lo que son, hobbies o entretenimientos que no van a pagar las facturas de, ya, una persona adulta.
Cuando llegas a una cierta edad ya crees que no es momento para ponerte soñadora y tiquismiquis, y que tu momento ya pasó. Que si volvieras a nacer todo sería diferente, pero que ahora ya es tarde y que tienes que apechugar con lo que hay. Y sí que te imaginas haciendo algo distinto, pero sale el lado pragmático y haces cuentas pensando de donde saldría la comida que hay en tu nevera o el techo sobre tu cabeza.
Y con un poco de dignidad intentas al menos adaptar aquello que tienes, intentas cogerlo desde ángulos diferentes, volverlo del revés intentando ver lo positivo en cada uno de sus vértices. Pero un día despiertas y sales corriendo.
Y cuando te preguntan no tienes ninguna respuesta. Y si tú preguntas nadie tiene respuesta.
Solo teorías poco esperanzadoras para alguien como yo, como que en realidad solo un 10% de la gente trabaja en algo que realmente le gusta y que esos son pocos los afortunados. Y que si un trabajo no te acaba de gustar, o no te gusta para nada, busca al menos que te de una estabilidad económica (alta o media) para poder tener posibilidades en disfrutar del tiempo libre en cosas que te hagan olvidar lo amargado que estas en el trabajo.
Yo creo que en los tiempos que corren, ninguna de las dos teorías es fácil, y de todas maneras ninguna de las dos me acaba de convencer.

domingo, 11 de marzo de 2012

¿La verdad y toda la verdad?

¿Somos desconfiados por naturaleza o la vida y las circunstancias nos hacen así de mezquinos?

Me ha llamado Laia para ponerme al día con sus últimos quehaceres. Conoció a un chico hace un par de semanas y aun no le ha pillado el truco. Vamos a resumir la historia de nunca acabar: quedan una noche. Cena. Buen sexo. Mensajes. Ella le propone planes para el domingo. Excusas, como una gripe o alguna otra enfermedad contagiosa que le impide relacionarse con la humanidad. Sospechas.
-¿No lo volveré a ver, verdad?- me pregunta con esa voz de resignación y conformidad que la experiencia te da- ¿o es que me como mucho la cabeza y no confío ya de nadie?
Ella me explica que no logra a entender el porqué, que fue mi majo, que incluso le preguntó por su familia, por lo que hacía y dejaba de hacer, por sus platos favoritos para cocinárselos algún día… ¿Qué necesidad tiene?
En realidad preferiríamos que nos dejaran las cosas claras desde el principio. ¿Qué es lo que realmente quieres? Simple y llanamente. No me importa que me digas bien claro que mañana te habrás convertido en rana y que desaparecerás para siempre, así que más nos vale no perder mucho el tiempo e ir directo al grano. Así tú decides conociendo todo detalle, sin sorpresas, sin falsas ilusiones…Pero no, ellos se empeñan en presentarse como el encantador encantado.
Eso me lleva a otro recuerdo. Una cena entre amigos donde solo un 3% de los asistentes seguía, después de los años, aferrado a un romanticismo dulce pero pragmático que intentaban defender sin ningún fundamento ni mucho convencimiento. Y para más contradicción diré que el afiliado al partido de “qué bonito es el amor, vamos a gritarlo a los cuatro vientos” era de género masculino. Y las féminas, todas con unas vivencias a las espaldas, escuchábamos escépticamente para llegar a una misma conclusión.
Es mucho más fácil creerte lo malo que lo bueno. Si alguien me dice lo guapísima y lo genial que soy, me trae flores un miércoles cualquiera cuando llevo ya el pijama y el moño y suspira al verme y sonríe como un bobo…seguramente voy a tender a creer que me engaña. Y es más, creo que al final le gritaré como un basilisco que se deje ya de tonterías y que se ahorre la actuación.
Bien, es normal no confiar de buenas a primeras. No hay tanto riesgo y luego la cura mucho más rápida, pero aun el miedo que pueda existir detrás de todo esto supongo que al final lo que importa es arriesgarse, porque quien no arriesga no gana. Quien no se atreve no vive…y muchas más frases hechas que podría enumerar, pero que todas me llevan a lo mismo.
¿Y sabéis que? Al final el nuevo chico de Laia estaba enfermo de verdad, con una gripe de campeonato y con 39 de fiebre.
Así que a veces vale la pena dejarse llevar…

viernes, 9 de marzo de 2012

The one

Nunca he sido muy matrimonial, la verdad.
Supongo que a estas alturas ya conocéis la urticaria que la palabra "matrimonio" me provoca.
No creo que sea necesario, ni mucho menos, que se reconozca como una obligación si llevas una relación en tus espaldas por más de 5 años.

Con la boca pequeña he preguntado a mis amigas o a mi propia hermana « Por que ? » cuando me han confesado que estaban comprometidas y en búsqueda y captura del mejor vestido de novia del mundo.
No quiero discutir sobre eso a bombo y platillo porque ya me ven como una alienígena, solo falta que ponga la cara de espanto (o quizás de asco) que me sale cuando aparece el tema en el ambiente, pero creo que ya soy una anti-matrimonio declarada ante todos y ante el mundo.

Pues bien, quiero ahora y aquí, dejar claro que eso no significa que yo no pueda estar con una persona el resto de mi vida, si es que eso en realidad existe y se diera el caso.
Que yo no quiera vestirme de blanco y reunir a una familia que en realidad casi conozco y ver como todos ese día se quieren y se abrazan después de unas copas de vino no significa que yo no pueda vivir en paz en pareja. O eso creo.

Vamos a ver, dejad que me explique.

Una vez alguien me dijo que yo era el prototipo de mujer que los hombres quieren como amante, pero que no me escogerían como esposa. Una “mujer affaire” me llamo.
En ese momento no reaccioné ni favorablemente ni negativamente hasta horas después cuando machaqué cada una de sus palabras en mi mente y entendí lo que quiso decirme.
Quiso decirme que las novias o esposas varias de este mundo no me quieren como amiga de su pareja? Quiso decirme que yo solo puedo estar con alguien con miedo al compromiso, sin que quiera nada serio en la vida o con esos que tienen una crisis matrimonial?
Pues no se yo si me acaba de gustar o no el tema.

Y si, confieso mi relación durante más de año y medio con un hombre casado, y que conste en acta que no me enorgullezco de ello. Y si, reconozco el tonteo diario con alguien que tiene fecha y lugar de ceremonia (en breve) y que abiertamente me pide ser su « otra chica ». En el primer caso diré a mi favor que enamorarse a veces es así, y que en todo caso yo no tenía que dar cuentas a nadie. En el segundo…bien, solo quiero que quede claro que el tonteo que no llega a nada se queda solo en eso y que aquí, la menda es la que para carros y carretas para que la cosa no se sobrepase.

Pero de eso a que sea mi destino…me niego en rotundo.
Me gustaría preguntarle a esa persona desde aquí, que le hizo llegar a esa conclusión sobre mí. De verdad, me interesa bastante el tema. Que demonios puede ver en mi que le lleve a pensar que yo solo voy a ser « la otra » de todo el mundo sin que nadie jamás me considere la primera.


Porque yo creo que en algún momento mereceré ser « the one », no?

 

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