martes, 22 de septiembre de 2009

Cita previa

Y el sábado fue mi “esperada” cita.
Supe que la cosa no iba a ir bien ya que cuando me levanté me encontré un grano del tamaño de un guisante en la paletilla derecha de la nariz. No puedo permitirme ponerme nerviosa. Cuando me pongo nerviosa borbotean fístulas de mi piel.
Así que pensé que tal vez el pobre chico saldría corriendo al verme escondida detrás de ese volcán y que ya no tendría que preocuparme de nada, pero por si acaso debía ponerme manos a la obra.
Me tenía que duchar, secar mi melena, depilarme, buscar algo decente que ponerme…y…solo tenía 12 horas!!!!

De repente empecé a encontrarme mal. Me miré en el espejo y estaba blanca, amarilla más bien y con unas ganas de vomitar terribles. Perfecto. Parecía la novia cadáver i tenia un grano en la nariz. Ese iba a ser un gran día.
Si en esos momentos llego a tener a Laura ante mí creo que la hubiera metido en la bañera con el secador enchufado.

Me miro en el espejo y pienso en como actuar y que decir. ¿Debo parecer sexi? ¿Sencilla? ¿Tímida? ¿Qué demonios se lleva ahora?
En resumen, debo ser otra persona, al menos de momento.

¿Como se intenta conquistar a una persona que no se conoce de nada? Mejor preguntar si realmente quiero conquistar a esa persona.
No entendía cómo me había metido en eso. ¿Una cita a ciegas? Como si ahora estuviéramos en una típica serie americana. Siempre he salido con chicos que empezaron siendo amigos míos, que ya conocían mis modales en la mesa. Darte a conocer des de el principio me da demasiada pereza. Preguntar sobre la vida de la otra persona como si realmente te interesara. ¡Uf!



Después de comer empecé a depilarme. Primero tuve que hacerme a la idea y prepararme psicológicamente. No era un trabajo fácil. Cuando te acomodas en el frío invierno y cuando no es muy necesario mostrarte al mundo ligera de ropa, se acumula el trabajo.
No sé por que me tomé tantas molestias. ¿Qué pensaba hacer? ¿Recibirle en bikini? Pero nunca se sabe. Imanáis que en el restaurante me atraganto con un trozo de carne o me intoxico con alguna salsa. Me deben llevar al hospital y por consiguiente quitarme la ropa. Siempre bien preparada.
Así que a conciencia me puse cera y arranqué cera y cuando estaba en el momento más delicado del ritual, el bigote, llamaron al teléfono.

—Hola vida.
—Hola mamá.
—¿No tienes nada que decirme?
—No
—¿Nada?
Emmm….pues no.
—¡Nessa no seas mentirosa con tu madre! Me he encontrado a Marc en el la tienda de su madre y me lo ha contado todo.
—¿Qué te ha contado qué?
—¡Jesús! ¡Vas a matarme un día de estos! Pues que se que tienes una cita de esas. ¡Qué romántico!

Debo recordar que en la bañera junto a Laura y el secador tengo que meter a Marc.

—Mamá, no te emociones aun. No se nada de esa persona y quizá esté en casa a los 5 minutos.
Ai, vida. Nunca se sabe. No seas tan sosa y da una oportunidad al pobrecillo. Tu ponte guapa y arréglate la cara. Ponte un poquito de maquillaje por favor. Y se amable.
—Si mamá. Y ahora te dejo que me has pillado depilándome.
—¿Depilándote?¿Por qué? Bien, es igual, no me cuentes nada.
—Por Dios. Mamá te dejo. Un beso
—Llámame.
—Si mamá
—Adiós vida. Y buena suerte!

¿Qué habré hecho yo para merecer todo esto?
Me fumé medio paquete de Marlboro durante la tarde, limpiándome los dientes después de cada uno. Ya sabes, por si me ahogaba con la carne y el boca a boca y todo eso….

El mundo se me vino abajo cuando abrí el armario y solo encontré algunos tejanos viejos y ropa para ir a trabajar. No tenía nada bonito, ningún vestido de noche o camisa que no pareciera que iba a una boda o de esas que te compras par aun Fin de Año y que no vuelves a ponerte nunca más porqué es imposible andar con ello puesto. No puedo ponerme un traje de los que uso para ir a la oficina. Y no se si unos tejanos será demasiado poco. ¿Poco qué?
Me senté en la cama repleta de ropa y miré el techo esperando que mi Ada Madrina apareciese y me trajera el vestido perfecto para parecer sencilla, no demasiado arreglada pero perfecta. Nunca apareció, así que al mirar el reloj supe que tenía 20 minutos para acabar con el problema.
Un vestido negro siempre te saca del apuro pero no si el vestido es de hace 3 años cuando pesabas 8 kilos menos. Aun así si no como demasiado y no me quito el abrigo…no estaba tan mal.
Medio bote de corrector pudo disimular, a medias, el grano de la nariz pero pensé que si en algún momento me ponía sudar o llovía….los chorretones iban a caer por mi cara de un color naranja sospechoso.
Y bien, no había mucho más que hacer. No se podía hacer mucho más. Era demasiado tarde y solo tuve tiempo de un último vistazo en el espejo cundo sonó la puerta.

Empecé a temblar. Las ganas de vomitar volvieron. Mi estomago sonaba tan fuerte que podía cruzar los tabiques de mi casa y llegar al comedor de los vecinos por encima del sonido de la TV.
No me podía permitir sudar así que hice algunas respiraciones profundas para intentar tranquilizarme.
El timbre sonó de nuevo.
¿Y si no abría? ¿Y si apaga las luces y dejo que se vaya?
El problema será tener que escuchar a Laura el resto de mi vida y no creo que pueda soportarlo.
Un día entero de preparación. Todo un día. Así que me llené de valor y me dirigí a la puerta. Con la mano en el ya en el picaporte respiro profundamente, alzo la cabeza, meto barriga y apreto el culo.
Y entonces, por fin, abrí.


¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ahhhhhh!!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Dios mío!!!!!!!!!!!!!!!!

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