miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cena de Navidad

Ya me han impuesto la cena de Navidad de empresa.
¡Qué fastidio Dios!
¿Hace falta de verdad?
Los tengo que aguantar toda la santa semana más de 8 horas diaria que encima tengo que cenar con ellos y verlos borrachos perdidos gritando como se quieren y lo magníficos que somos todos. El lunes siguiente a las 9 de la mañana ya volveremos a tener nuestras caras de mala leche de costumbre y nos tiraremos las grapadoras por la cabeza.
Estoy por solicitar que me den la parte del dinero que cuesta mi cubierto en un sobre marrón para que yo pueda ir a donde quiera y con quien quiera a comer.
Si dices que no vas…malo. Entonces eres una antisocial que acabas de quedar como el culo ante tus jefes y como una desagradecida sin corazón.
Las excusas se me acabaron el año pasado y recuerdo aquella noche como algo bastante surrealista.
La cena se hace en una de las plantas de la empresa donde se colocan mesas con catering y bebidas mil.
Luego la música sube de volumen y cuando la gente lleva unos grados de más se desata la corbata y se mete unos meneos.
Bien, vamos a ponernos en antecedentes para contar mi historia del año pasado.
Mi querida jefa, la señora Armengol, es una mujer de casi unos sesenta años con cara de Rottweiler que lleva toda su vida bajo las órdenes del Director. Se dice, se comenta….bueno, es Vox populi que están liados desde hace años. No es extraño ver como cierra la puerta tras de si y sale al cabo de bastante rato. Si él se queda hasta tarde ella se queda por si necesita de su ayuda. Supongo que la mujer de ese hombre que no hay manera de jubilarlo, le está bien porque mientras ella tira de la tarjeta de crédito en las tiendas más caras, se va a sus sesiones de belleza y se le pasan las penas con el jardinero que podría ser su hijo.
Me imaginado muchas veces que en realidad es amor de verdad pero que no puede salir a la luz por las apariencias para un hombre de prestigio y de contactos sumamente sospechosos. Cuando viene la Sra. Armengol con su semblante frío y pálido a sermonearme o dejarme claro lo inútil que soy, me la imagino en los brazos de oso del Director diciéndole cosas bonitas al oído y con ojos de enamorada. Cuesta, cuesta verlo pero yo tengo mucha imaginación.
Bien, pues esa mujer que cada día tiene algo que decirme, que pone los ojos en blanco mirándome de arriba abajo cada mañana por llegar tarde 5 minutos y que no me ha enseñado los dientes ni una sola vez….esa mujer me encontró la noche de la cena en el baño vomitando todo el cava que me había cabido en el estómago.

Antes de eso, me encontré con sus ojos cuando un canapé de mantequilla se me caía en la camisa y me limpiaba disimuladamente con el mantel.

El departamento de Recursos Humanos perdió las formas y casi hacen un estriptis a lo Full Monty, se encontró fotocopias de culos anónimos encima de la máquina y uno de los técnicos perdió las manos bajo la falda de una administrativa, pero solo me vio a mí.

Por eso y por muchas otras cosas no quiero ir a la cena de Navidad de la empresa. Con que cara te presentas el lunes por la mañana cuando la mujer que no te soporta y que si fuera por ella te echaba con una patada en el culo, te ha visto con la cabeza metida en el vater?

Mi noche del 19 de Diciembre del 2008 acabó donde había empezado. No puedo recordar como después de devolver me quedé dormida con la cara sucia y espachurrada en el frío suelo. Nadie me echaría en falta porque la gente se fue a su casa y desperté a la mañana siguiente a los pies de la fregona de la mujer de la limpieza.
Espero que todo eso no lo sepa también la Sra. Armengol.

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