viernes, 21 de mayo de 2010

Últimas gotas

Una de las últimas botellas de buen vino que me quedaba en la despensa está ya en las últimas. Laura sirve las últimas tres copas. Bebemos sentados en la alfombra delante de la mesita del café repleta ahora de comida basura. ¡Cómo adoramos la comida basura en momentos de trascendencia vital!
Los miro reír y sé que pronto me alejaré de ellos por una temporada que quizás se me haga eterna. Estoy demasiado mal acostumbrada a tenerlos siempre ahí. Y sé que nada va a cambiar entre nosotros pero se me hace difícil pensar en ello.
Marc nos cuenta su última anécdota.
- Pues quise probar eso de ligar por internet y me metí en una de esas páginas para conocer gente.
- ¿Qué hiciste qué? –le pregunta Laura con la boca llena de pizza 4 estaciones.
- Calla, calla que la experiencia no fue muy buena. Resulta que te preguntan mil cosas para registrarte, supongo que para ofrecerte las personas más afines a ti. No se si podemos confiar mucho en esas técnicas.
Entre las 3 o 4 chicas que me dieron a elegir acabé chateando con una durante bastante rato. La verdad es que cuando me enseñó la foto no tuve muchas dudas. Y ataqué. Al final nos pusimos con la webcam.
- ¿Pero cómo era ella? –le pregunto analizando posibilidades y por pura curiosidad.
- Morena, de piel muy bronceada. Y creo que alta. Cuerpo atlético. Simpática. Muy simpática. Directa. Muy directa. Quizá a eso le di más puntuación de la necesaria. Pero si me iba a estar hablando con ella un buen rato la cuestión era divertirse. ¿No? Estuvimos contándonos la vida durante tres horas.
- ¡Tres horas! –gritamos las dos al unísono y casi atragantándonos con la comida.
- Sí. Tres horas que nos íbamos contando la vida mientras tonteábamos intercalando indirectas y palabras más subidas de tono. Hasta que ella me dijo que si quería ir a su casa.
- ¡Ah! –se me escapa un gritito. Aún no entiendo cómo puede sorprenderme cualquier cosa de las que Marc pueda contarme- ¿Y fuiste? ¡Es peligroso Marc!
- Bien, los planes se rompieron. Cuando yo estaba casi decidido a ponerme un pantalón para salir a la calle a las tres de la madrugada ella se me pone sincera y me dice que antes debe contarme un secretito. –Marc se queda callado y si no lo creyera imposible me parece que palidece un poco.
- ¡Marc! ¡Vamos! ¡Qué pasó? –le grita Laura.
- Pues que se me levantó la falda y me enseñó su gran secreto. Muy, muy grande.
- ¡No me lo puedo creer! –digo con la boca abierta mientras Laura no para de reírse tumbada completamente en el suelo- ¿Y qué haces en una situación así?
- ¿Pues qué quieres que haga? Me quede en blanco y recuerdo que grité algo así como “¡si la tienes más grande que yo!”.Evidentemente esa noche no salí, pero tengo una gran amistad con una medio chica maravillosa. Doy gracias que me lo dijera antes de que fuera demasiado tarde.

Cómo voy a echarlos de menos. Marc me ha prometido enviarme sus aventuras redactadas con pelos y señales cada semana.

2 comentarios:

La Floren dijo...

Simplement, m'encanta!

la Pe dijo...

jajajajajajajajajajajajajaja, a mi també m'agrada molt i em recorda a una historia semblant que em va explicar un amic, potser es deia Marc??
Petons nena.

 

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